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incendios forestales
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2017 ha sido el segundo peor año de esta década para los bosques. Después de un verano negro (casi 105.000 hectáreas de bosque y matorral arrasadas por el fuego) con episodios trágicos como el incendio en Doñana, el fuego siguió sin dar tregua. En octubre, la sequía y las altas temperaturas sirvieron de combustible para los dramáticos incendios ocurridos en Galicia y Asturias.
Tristemente, no sólo hay que lamentar hectáreas de bosque calcinadas y daños materiales, también hay personas muertas y héridas.
No se trata de un problema exclusivo de España: las condiciones de sequía y olas de calor asociadas al cambio climático han alimentado estos “superincendios” por todo el planeta.
Hasta el 26 de agosto, el Sistema europeo de información sobre incendios forestales (EFFIS) contabilizó 547.812 hectáreas afectadas por incendios dentro de la Unión Europea, un 60% más de la media entre 2008 y 2016. Las llamas han devorado la Europa mediterránea.
En América, la Columbia Británica de Canadá ha vivido la peor temporada de incendios desde que existen registros. Y entre enero y febrero de 2017, ardieron en Chile más de medio millón de hectáreas. En octubre, los atroces incendios que está viviendo California ya han calcinado una superficie más grande que toda la ciudad de Nueva York.